Análisis: Preludio n.º4 en Mi menor de Chopin

Introducción

La palabra «preludio» deriva de la idea de algo que precede a una ejecución. A lo largo de la historia, su significado ha evolucionado, aunque se considera que su origen se sitúa en la música para laúd del siglo XVI. Originalmente, el preludio era una improvisación que realizaba el músico antes de tocar una pieza principal, principalmente para verificar la correcta afinación del instrumento. Posteriormente, el preludio se incorporó formalmente a la estructura musical, manteniendo su función introductoria. Durante los siglos XVII y XVIII, el preludio se estableció como la composición inicial en una suite o se utilizaba como introducción a la venerada fuga. Johann Sebastian Bach le confirió una mayor importancia al preludio, ya sea en sus obras de «El clave bien temperado» o en los extensos preludios corales para órgano, donde también mostró cierto grado de independencia, aunque de manera modesta, a través de pequeños preludios didácticos.

En el período clásico, el interés por el preludio disminuyó entre los compositores, pero fue revitalizado en el Romanticismo por Frédéric Chopin (1810-1849). Chopin elevó el preludio a una obra independiente y autosuficiente, componiendo 24 preludios agrupados en su Opus 28, además de un preludio adicional, el Opus 45. Estos preludios son piezas breves y técnicamente más accesibles en comparación con otros géneros musicales, algunas de las cuales son tan cortas como una sola página, como el Preludio No. 4 en mi menor, que consta de apenas 25 compases.

Chopin Preludios Mi Menor Analisis

Análisis

El análisis compás por compás del Preludio No. 4 en mi menor, Op. 28 de Chopin, te proporcionará una visión detallada de cómo se construye y desarrolla la pieza a lo largo de sus 25 compases. Este preludio es famoso por su expresión emotiva condensada en una estructura breve y aparentemente simple.

Compases 1-4

  • Compás 1: Inicia con una melodía simple en la mano derecha, tocando la nota mi en octavas. La mano izquierda presenta un acorde de mi menor que establece la tonalidad de la pieza.
  • Compás 2-3: Continúa con un patrón similar, la mano derecha ejecuta notas individuales mientras la mano izquierda acompaña con acordes que siguen una progresión armónica sutil, aún dentro de la tonalidad de mi menor.
  • Compás 4: Introduce el primer elemento de tensión melódica con la nota si, seguida de do, formando un semitono diatónico que comienza a explorar la tensión y resolución que caracteriza el cromatismo de Chopin.

Compases 5-8

  • Compases 5-6: Se mantiene la estructura de melodía y acompañamiento, pero con una mayor exploración de la armonía cromática, especialmente en la mano izquierda que modula brevemente a tonalidades relacionadas.
  • Compás 7-8: Hay un ligero cambio de textura donde la melodía en la mano derecha se hace más expresiva, mientras que la izquierda introduce acordes que sugieren una modulación a la menor (si menor).
Chopin Preludios Mi Menor Analsis Armonia

Compases 9-12

  • Compás 9: Vuelve a la tonalidad principal de mi menor. La mano izquierda juega un papel más prominente con acordes más ricos que proporcionan un fondo sombrío.
  • Compás 10-12: Aumenta la tensión con la incorporación de más cromatismo en ambas manos, especialmente con el uso del re# que resuelve en mi, reforzando la sensación de retorno a la tonalidad principal.

Compases 13-16

  • Compás 13-14: Se repite la idea melódica inicial, pero con variaciones sutiles en el acompañamiento que enriquecen la textura y añaden profundidad emocional.
  • Compás 15-16: Prepara el clímax de la pieza, con un aumento en la intensidad dinámica y una mayor interacción cromática entre las manos.

Compases 17-20

  • Compás 17-18: Es el clímax de la pieza, donde las tensiones armónicas y melódicas alcanzan su punto más alto. La mano derecha y la izquierda interactúan intensamente, con un uso notable del cromatismo que resalta la sensibilidad melódica.
  • Compás 19-20: Comienza la resolución de la tensión, con un retorno gradual a la estabilidad armónica y una simplificación de la textura.

Compases 21-25

  • Compás 21-23: La melodía se vuelve más reflexiva y la armonía se estabiliza. La pieza se prepara para su conclusión.
  • Compás 24-25: Finaliza con una cadencia auténtica fuerte en mi menor. La última nota, sostenida y sombría, deja un eco emocional, cerrando el preludio de manera efectiva y conmovedora.

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El análisis revela que la autenticidad y solidez armónica del preludio se manifiestan principalmente en los dos últimos compases, siendo el último el único donde aparece el acorde de tónica en posición fundamental. Los otros acordes de mi menor, en los compases 1, 13 y 17, presentan una primera inversión, sugiriendo la intención del compositor de reservar una tonalidad robusta para el final.

Además de esta técnica, se destaca el uso de armonía cromática. Tras un comienzo con un encadenamiento i – V relativamente débil, se observa un descenso cromático en todas las voces de la mano izquierda, que apenas tiene significado funcional hasta que en el compás 7 se alcanza la subdominante, que rápidamente se ve reforzada y alternada con la dominante, culminando la primera frase en el compás 12. Esta sección central se caracteriza más por su dimensión melódica que por su armonía funcional. Aunque la tonalidad de mi menor se mantiene, requiere de la audición completa de la frase para ser plenamente apreciada.

La segunda frase inicia de manera similar a la primera, pero pronto introduce variaciones. Desde el compás 17, se percibe un retorno a una armonía más funcional con alternancias entre los acordes V y iv, incluyendo también VI y un breve y débil i, hasta llegar a la cadencia final.

El movimiento cromático no siempre cumple una función horizontal; en el compás 12, la mano izquierda alcanza un acorde de V7 en posición fundamental, reafirmado por la sensible en la mano derecha, aunque este movimiento es debilitado por la sustitución de un re# por un re natural. En el compás 16, se dirige hacia la tónica si con un acorde de vii7o, pero luego este cambia a un acorde de subdominante de mi, volviendo a la tonalidad principal. Este tipo de movimientos disminuye las expectativas de una resolución tonal fuerte, práctica que Chopin utiliza frecuentemente en el preludio.

El clímax de la pieza se encuentra entre los compases 15 y 18, siendo el 17 el más destacado. Este momento contiene el fragmento más intenso de notas breves y tensiones melódicas con intervalos particularmente desafiantes, como saltos de séptima disminuida y ámbitos de cuarta disminuida. El compás 17 no solo tiene la nota más aguda y la más grave hasta ese momento, sino que también marca la mayor indicación de dinámica de la pieza.

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La primera frase también tiene su clímax en los compases 8 y 9, con la tonización a la subdominante y la culminación en la nota re. Rítmicamente, la pieza alterna entre figuras largas y un fluir de corcheas, con la mano izquierda enfocada casi exclusivamente en el ritmo armónico.

A lo largo del preludio, la melodía y la armonía evitan la resolución directa a la tónica hasta los compases finales, donde finalmente se alcanza la estabilidad tonal, reflejando una estructura tonal sólida, pero también una cierta ambigüedad provocada por la debilidad de las cadencias y el cromatismo. La obra termina en un tono de tristeza y resignación, lo que la ha convertido en una pieza apropiada para momentos solemnes, como los funerales de Chopin.

Conclusión

En resumen, el preludio ha experimentado una notable evolución desde sus humildes comienzos como una simple verificación de afinación en la música para laúd del siglo XVI. A lo largo de los siglos, se transformó en una pieza esencial y formativa dentro de la estructura de la música clásica, adquiriendo importancia y autonomía en obras de compositores como Bach. Sin embargo, fue Frédéric Chopin quien revitalizó y redimensionó el preludio durante el Romanticismo, otorgándole la estatura de una pieza completa y expresiva por sí misma. Chopin no solo incrementó el alcance técnico y emocional del preludio, sino que también lo consolidó como una forma musical destacada y autosuficiente, dejando un legado perdurable que sigue influyendo en la música contemporánea.

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