Análisis hecho en clase de contrapunto online
El preludio está escrito en la tonalidad de Do Mayor y, como ya hemos dicho, su esencia es la armonía. Su sintaxis armónica, es decir, la sucesión de acordes de la pieza, refleja claramente cómo Bach trata la tonalidad. No encontraremos acordes alterados, pero sí una profunda riqueza armónica dentro de las posibilidades de la tonalidad de Do Mayor. Otros elementos de interés se destacarán a lo largo del análisis. Debido al estilo barroco y la naturaleza puramente armónica de esta obra, no hablaremos de fraseo, pero sí de textura, ritmo y estructura.
En el primer compás, como es costumbre en el maestro Bach, se establece el material melódico-rítmico protagonista. Es común encontrar en cualquier obra de este compositor mucha de la información que se desarrollará después en los primeros compases. Bach es un artesano del discurso musical a través de un continuo desarrollo motívico. En este caso, se trata de un breve motivo con un fuerte carácter rítmico y melódico que se repetirá insistentemente. Cada vez que se repita, su estructura y notas se adaptarán al acorde sobre el que se escriban. A partir de este motivo, Bach escribe todo el preludio.
Como observáis, en este primer compás aparece repetido dos veces el motivo, lo cual será una norma en los sucesivos compases. Cada compás presenta un acorde. En este primero se escribe el acorde de Do Mayor, la tónica. Observamos que el diseño del motivo se construye sobre cinco voces que se mantendrán durante todo el preludio. Especial atención merece la voz del bajo, la más grave, sobre la que se cimienta toda la armonía y será una de las voces más importantes.
Mientras el bajo mantiene la nota Tónica, el resto de las cuatro voces se desplazan a un II. Se genera así una cuatríada, un acorde de séptima diatónica sobre el II en tercera inversión. Las séptimas de los acordes, como intervalos disonantes, se resolverán siempre descendentemente. Por lo tanto, la nota Do en el siguiente acorde descenderá.
…y así sucede, desciende al Si y se forma un acorde de séptima de dominante. De nuevo, esa séptima, la nota Fa, en el siguiente acorde descenderá al Mi. En tres acordes, Bach ha realizado la sintaxis armónica con las tres funciones básicas: tónica, subdominante con el II y ahora dominante. ¿Qué acorde falta ahora para asentar la tonalidad de Do Mayor?
Efectivamente, la Tónica (con el Mi en la voz superior que ha descendido del Fa).
Vuelve a suceder lo de antes (y volverá a pasar en alguna otra ocasión): el bajo se mantiene del acorde anterior y la armonía se transforma. Así, la Tónica se transforma en un VI con función de subdominante.
Con una breve modulación en forma de Dominante secundaria, Bach desplaza el centro hacia la Dominante, hacia la tonalidad de Sol Mayor. Es común en el lenguaje del compositor alemán desplazar continuamente la tonalidad de la obra mediante modulaciones largas o breves (dominantes secundarias o Tonicalizaciones). Con el Fa# y el Do se genera un nuevo tritono y, por lo tanto, una nueva función de dominante (un acorde de séptima de dominante). El Do se convierte en la séptima del acorde y deberá descender. Varias veces más, el bajo se convertirá en las séptimas de los acordes y comenzará su descenso hasta alcanzar su objetivo, el Do más grave de la pieza. Pero antes pasará por la dominante, el Sol, y sobre él permanecerá varios compases.
El bajo desciende al Si y se forma de nuevo un acorde de dominante, pero esta vez sin la séptima, como tríada.
La nota del bajo Si se mantiene mientras el resto del acorde resuelve en la Tónica. Se genera así otro acorde de séptima diatónica sobre el I. Este acorde de séptima sobre la Tónica es poco común en un contexto tonal.
El Si desciende al La (siendo la séptima del acorde anterior que resuelve descendentemente), mientras el resto de las notas se mantienen. Así, el acorde se transforma en una séptima diatónica sobre el VI.
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De nuevo, un Dominante de la Dominante, en forma de Séptima de Dominante.
El acorde se resuelve sobre la tríada de Dominante en estado fundamental.
Otra Dominante secundaria, esta vez del II y en forma de séptima Disminuida. Bach desplaza el centro hacia la tonalidad de Re menor, o el II, con el Sib y el Do#.
Efectivamente, este resuelve en la Tónica de dicha dominante secundaria, el II.
Una progresión similar se repite, pero esta vez la Séptima Disminuida no es del II sino de la propia tonalidad de Do Mayor. ¿Qué hace un Lab en Do Mayor? Es un préstamo de su tonalidad homónima, Do menor. Es común que en una tonalidad mayor aparezca el acorde de Séptima Disminuida prestado de su tonalidad homónima.
El acorde resuelve en la Tónica en primera inversión ya que el acorde anterior era una tercera inversión.
De nuevo, el bajo se mantiene y se genera un acorde de séptima diatónica sobre el IV.
El acorde se transforma en otra función de subdominante, esta vez el II con séptima.
Otro acorde de Séptima de Dominante.
Resuelve en Tónica, lo que permite dividir el preludio en dos secciones por dos motivos. Primero, por una Cadencia Auténtica con su proceso cadencial de II con séptima, Dominante y Tónica. Segundo, porque la voz del bajo ha iniciado su descenso desde el Do central del piano (Do3) hasta el Do2, una especie de primera parada. Ahora seguirá su descenso hasta el Do1 en la siguiente sección. Esta división es puramente teórica, ya que el preludio se interpreta sin pausas, como un continuo.
La Tónica, al añadirse un Sib, se convierte en una dominante secundaria del IV en forma de Séptima de Dominante.
La dominante secundaria resuelve en su propia tónica, el IV, con la nota Mi suspendida como séptima diatónica.
El Fa del bajo se aproxima a la nota Dominante, al Sol, sobre la que se establece una larga pedal de Dominante. Sobre el Fa# se forma una dominante de la dominante en forma de Séptima Disminuida.
Comienza así la pedal de Dominante y, de forma inesperada, la tónica surge con un Mib. Es decir, el acorde de Do Mayor se convierte en un Do menor, un acorde préstamo de su tonalidad homónima.
Una breve bordadura de la nota pedal de Dominante hacia el Lab genera un acorde de Séptima Disminuida en tercera inversión.
Con el acorde de Séptima de dominante, se fija la Pedal en el bajo.
Con dicha pedal de Dominante, se fija una alternancia de acordes de Tónica en sexta y cuarta cadencial y acordes con función de dominante. Así, se acumula mucha tensión armónica que habrá de resolverse al final del preludio.
Estos dos compases se engloban como uno solo, ya que se trata de un solo acorde. La nota Do del compás 27 es un retardo de sensible, muy usado en el Barroco, con una sonoridad característica.
Se forma un acorde especialmente disonante, con la dominante de la dominante en forma de Séptima Disminuida sobre la nota Pedal, generando una gran tensión.
De nuevo, un acorde de tónica en sexta y cuarta cadencial, que deriva en una Dominante con séptima, pero con un retardo de la sensible.
Finalmente, la larga pedal de Dominante resuelve en la siguiente pedal de Tónica. El bajo ha llegado a su objetivo, el Do más grave. Sin embargo, la armonía aún no ha resuelto completamente. El acorde formado es Do-Mi-Sol, la tónica, pero también tiene un Sib, transformándose en una Dominante del IV. Bach retrasa aún más el final, añadiendo tensiones al discurso musical. Este giro inesperado se conoce como una Cadencia Evitada.
Tras la dominante secundaria, esta resuelve en el IV. Por primera vez, el motivo melódico-rítmico original se rompe y surge un acorde de IV desplegado que presenta la nota Re, transformando el acorde del IV al II con séptima diatónica.
Con el patrón deshecho, llega el colofón final: un acorde de sobretónica. Un acorde de Séptima de Dominante sobre la propia nota Tónica, como sucedió en el compás 29.
Y por fin, la resolución final sobre la ansiada Tónica.
Para finalizar, os dejo con el esquema formal de la obra. Este preludio es una continua transformación de las voces y de los acordes de cada compás mientras se adaptan al motivo original.
Y ahora, las dos curiosidades mencionadas al principio del vídeo. La primera es que este preludio, junto con los otros 23, forma una inmensa obra que Bach escribió para demostrar que el nuevo sistema de afinación de temperamento igual, donde todos los semitonos son exactamente iguales, funcionaba a la perfección (sistema de afinación que usamos actualmente). Por eso, el preludio posee una armonía tan rica y mediante las 7 notas de la escala de Do Mayor y las notas alteradas que forman las dominantes secundarias, aparecen en total las 12 notas cromáticas. Os invito a comprobarlo. La segunda curiosidad es que este preludio inspiró, muchos años después, el famoso Preludio No. 4 en Mi menor, Op. 28 de Frédéric Chopin. En él, podemos ver la misma idea compositiva: una sintaxis armónica que desciende poco a poco, transformando los acordes de unos a otros, nota a nota.
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